miércoles, 30 de noviembre de 2011

Un mundo mágico… en el que cada uno pierde la magia.













Estamos inmersos en una esfera, global, donde la aceleración es la modalidad del tiempo que gobierna cualquier tipo de artificio. El tiempo, es una dimensión, como el espacio donde se aloja lo que acontece.-
Qué acontece, en la dimensión temporal donde la fuerza se direcciona en una aceleración continua? El hombre esta inquieto en la maquinaria del tiempo. Todo lo que busca es reducir al máximo tiempo – espacio.  Los productos, servicios, creaciones y experiencias están confiscados, atrapados en esta lógica.-
Todas las ofertas (de productos y servicios), se lanzan y relanzan, con esta estampida, que promete, promueve, llegar al objetivo – objeto en el menor tiempo posible. La oferta es que hagas lo que hagas sea en el mínimo de tiempo.
Comerciales donde desde un elemento de cocina, te indica “en solo 5 segundos… podes obtener…”, hasta en la producción automotriz donde la potencia se mide en el reloj de velocidad que alcanza. En las propuesta de servicio de salud, en donde un problema alimentario se traduce “pierda kilos en nada menos que 7 días”. O los nuevos servicios del ciber-espacio, donde el espacio y la conexión, como la desconexión se  mide en tiempo: “tantos megas equivalen a tanta rapidez “.
Las distintas terapias, que apuestan al tratamiento del padecimiento subjetivo,  no escapan a esta lógica. Se las reconoce con la misma oferta, que cualquier tipo de producto y servicio del mercado: terapias rápidas, terapias cortas, terapias focalizadas.
Parece que el único valor  que predomina en un producto o un servicio a adquirir, es que sea rápido;  diluyéndose los demás atributos posibles. No importa qué, ni cómo, ni cuándo, solo importa lo inmediato. El hombre, se confronta así con una pérdida de los atributos de su gusto en pro de la obtención del único atributo generalizado de todo y para todos: el tiempo.-  En esta maquinaria los objetos como los sujetos han quedados homologados en una misma condición: la rapidez. Y en esta condición absoluta, cada uno, va perdiendo sus rasgos especiales.
En el acto mágico, lo que prima es la rapidez de su ejecución, con el fin que no se destaque ni perciba ningún detalle.  Esta condición de rapidez, deja a un gran número de personas incautadas en un mismo tiempo.
El psicoanálisis, es un acto que se contrapone a todo acto mágico, y por tanto a todo efecto de incautación de un sujeto.  Lo central, del acto del psicoanalista,  será apuntar a pesquisar el detalle de cada uno. 
 En este mundo mágico, se está atrapado en el efecto cautivador, de hacer aparecer o desaparecer un objeto que  sostiene una promesa, en la que se eclipsa ¿qué sostiene para cada uno? Es tan imperioso el acceso a determinados objetos, que no hay tiempo, ni espacio, para saber si después de un rato ya no habrán perdido la magia.-




Psicoanalista Andrea Ponce



No hay comentarios:

Publicar un comentario